La singular versión geriátrica de Good Bye, Lenin! nació en Dresde por culpa de una motocicleta. Un buen día, el director de Alexa, residencia de ancianos del este de Alemania decidió montar un cine. Para el estreno, quisieron hacer algo especial y al director, Gunter Wolfram se le ocurrió traer una moto Troll, de esas que fueron tan populares en tiempos de la RDA. Entonces, sucedió algo muy especial; algo que cambiaría la vida del centro y de sus habitantes.
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[fa type=»file-text»] Fuente: El País