Entender todos los desencuentros de Concha Noguerales y su hija, lleva su tiempo. En el relato, contado por Noguerales, hay un divorcio, deudas, reproches, una traición y denuncias. El resultado es que madre e hija no se hablan desde hace años y hace seis que Noguerales no puede ver y hablar con sus tres nietas.
La terrible resolución de la relación madre e hija ha aniquilado el contacto de tres niñas con su abuela. Al principio del desencuentro Noguerales acudió al juez, que le concedió tres horas con estas cada dos semanas, los sábados. “Pero mi hija consiguió que el encuentro fuera en su casa y una vez allí me hacía la vida imposible”, relata. Finalmente, ella misma le escribió a la jueza y le dijo que en esa circunstancia no quería ver a sus nietas porque les hacía más mal que bien. Han pasado seis años. “Algunas veces me las cruzo por el pueblo pero no podemos hablarnos”, afirma. “Es horrible”.
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