Cuando un pediatra enferma o coge vacaciones en un centro de salud de España, en ese mismo instante el compañero de la consulta de al lado ve duplicado su trabajo. No hay paro en esta especialidad y las Administraciones no encuentran sustitutos para cubrir contingencias. Lo que sí abundan, según los sindicatos médicos, son los profesionales estresados, aquellos que llegan a abarcar bajo su responsabilidad a 50 niños enfermos en un solo día, dejando en una quimera la ratio de 20-25 pacientes que los cánones de la medicina consideran ideal. «Esto quema mucho, porque la atención primaria necesita ser pausada, con tiempo», explica César García Vera, pediatra en Aragón y vicepresidente de la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria (AEPap).
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