«¿Sabes lo que es un abogado?». «No sé». «¿Tienes abogado?». «No». Estas son las dos preguntas con las que el juez de inmigración William Snouffer comienza las vistas cuando tiene delante a un niño migrante. Las negativas son las dos respuestas que dan un niño y una niña de menos de cinco años que miran al juez con incredulidad y miedo, como si esperasen que en cualquier momento apareciera el típico lobo de los espectáculos de marionetas.
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[fa type=»file-text»] Fuente: El Diario
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