Con la llegada del verano, se reabre el debate sobre los deberes. Cada vez más padres y madres abogan por unas vacaciones en las que los hijos puedan descansar, desconectar del curso escolar y realizar un tipo de actividad diferente que les permita aprender, pero de una forma nueva. “El problema no son los deberes en sí, en verano un niño puede tener deberes, pero han de ser distintos a los que ya haya realizado durante el curso escolar. Hay que tratar de mantener la rutina, pero ésta no tiene por qué ser a través de un libro de sociales y tres horas estudiando”, comenta Nuria García, psicóloga infantojuvenil y directora de Ayudarte Estudio de Psicología.
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