Una reciente cumbre de la Unión Europea se vio ensombrecida por un rasgo común del Viejo Continente. No se trataba de las negociaciones del Brexit, ni del auge del populismo, ni siquiera de la creciente injerencia rusa en los asuntos comunitarios. No, lo que unía a los líderes de Alemania, Reino Unido, Francia, Italia, Holanda y Suecia iba más allá de la diplomacia o los fondos de cohesión: ninguno de ellos tenía hijos.Sí, había una excepción: el representante español. Una excepción tardía, todo sea dicho. Porque cuando Mariano Rajoy fue padre por primera vez ya había cumplido los 45, mientras que la media española, de las más elevadas del continente, está en los 32 años.
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[fa type=»file-text»] Fuente: El Mundo
[fa type=»camera”] Autor de la imagen: Pixabay