Sus madres siempre dicen que Max vivió su primer Orgullo en la tripa. Ya tiene 10 años y puede presumir de no haber faltado a ninguno. Senci comenzó a involucrarse de forma activa hace tres. Los mismos que su hijo Pablo, que ahora tiene 17, le dijo que era un chico transexual. A sus seis años, Zoe ya ha avisado a sus madres de que este verano no se van a la playa hasta después de la manifestación. Todas pertenecen a familias para las que estas fechas suponen una oportunidad de hacerse visibles, de reivindicar y, también, de sentirse orgullosas de su diversidad más allá de estereotipos festivos.
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[fa type=»file-text»] Fuente: El Diario
[fa type=»camera”] Autor de la imagen: Joshua Stitt | Unsplash