“¿Y qué hace? ¿Y por qué no habla? ¿Tiene pupa en la cara?” Miles de preguntas. Y es que, como sabe cada padre, el genio, la inventiva, de los niños pequeños a la hora de hacer preguntas no tiene rival. Pero incluso para Mateo, nuestro niño graciosísimo de tres años, la serie de retahílas de dudas que soltó al conocer a su hermano Oliver por primera vez destacó por su originalidad e insistencia.
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[fa type=»file-text»] Fuente: El País
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