Te ponen una chuchería delante de ti. Puede ser dulce o salada. Y no puedes comértela, tienes que esperar durante unos 15 minutos para conseguir no solo una más, sino un premio mejor, dos. Este es un experimento que llevó a cabo la Universidad de Stanford en la década de los sesenta y setenta. Con un solo fin: saber si que los niños fueran pacientes o no tendría beneficios destacables para ellos en su vida futura. El estudio se hizo entonces con 600 preescolares con edades comprendidas entre los tres y los cinco años y consistía en observar al peque a través de un cristal, mientras se quedaba solo en otra habitación frente a la chuche mientras los investigadores veían cuánto aguantaban. A este prueba se le conoce como test del malvavisco (o como se conocen ahora las famosas nubes de azúcar).
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