Adrián Cordellat recuerda como una auténtica pesadilla que quisieran despedirle de su empresa por pedir una reducción de jornada. «Mi abogado llegó finalmente a un acuerdo con la empresa. Yo solo quería una hora para que me diera tiempo a llegar a por mi hija al cole porque mi mujer embarazada ya no podía ir a por ella».
Cuando nació su segundo hijo se cogió sin dudar sus dos semanas de baja paternal. «Para muchos hombres, desgraciadamente, es un compromiso, para mí supuso una gran oportunidad ver crecer a mis hijos y compartirlo con mi mujer».
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