Tanto las madres como los padres persiguen un objetivo principal en la educación de sus hijos: que sean felices. El objetivo está claro pero el cómo conseguirlo no es tan sencillo y no siempre sabemos cómo hacerlo. La investigación nos demuestra que aproximadamente un 60% de la población tiene un apego seguro, mientras que el 40% restante tiene un apego inseguro. El objetivo de que nuestros hijos alcancen la felicidad no es exclusivo de los padres, sino que toda la sociedad debería remar en esa misma dirección. Como reza un famoso proverbio africano “para educar a un niño hace falta la tribu entera”. ¡Cuánta verdad!
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