«No voy a durar aquí ni un día», le dijo Enrique Sánchez a su mujer cuando vio por primera vez las precarias instalaciones deportivas del colegio Marcos Frechín de Zaragoza. Se quedó 34 años.Esta es la historia de un jubilado: «Mis orígenes son muy humildes, mi padre se arruinó varias veces». De alguien que aprendió de niño a jugar al ajedrez con los huéspedes que se alojaban en su casa natal, convertida en una pensión de estudiantes.
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[fa type=»file-text»] Fuente: El Mundo
[fa type=»camera”] Autor de la imagen: rawpixel | Unsplash