Los padres hacemos lo que podemos. A veces nos gustaría hacer las cosas mejor o de otra manera, pero no siempre podemos. El día a día nos lleva a actuar o decir cosas de las que poco después nos arrepentimos. Además de ser padres, también cumplimos otros roles importantes en nuestra sociedad: somos maridos/mujeres, hijos, amigos, trabajadores y encima hay que cumplir con las tareas domésticas. Y todas esas funciones las cumplimos a la vez. Una auténtica barbaridad, ¿no os parece? Es por ello por lo que quiero dejar claro que no es mi intención hacer sentir mal a nadie con este decálogo, sino que seamos conscientes de las consecuencias que pueden tener para nuestros hijos algunas de las cosas que les decimos o hacemos fruto de la desesperación o el cansancio.
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