Muchos espectadores desearon que la escena del suicidio de Hannah Baker fuese el legítimo final de la serie Por trece razones. Nadie les culpa. Es la reacción natural de quien ha sido testigo del bullying más asfixiante durante trece horas de su tiempo de recreo.
En un país donde el 49,3% de los escolares ha reconocido sufrir acoso, la serie conmocionó a adolescentes y padres que no esperaban encontrar en la nueva apuesta de Netflix algo más que un pasatiempos televisivo. Y en cierta manera, así fue. Solo que nadie hubiera imaginado que asistir como voyeur al infierno que sufren dos de cada diez alumnos en todo el planeta resultaría tan inapropiadamente adictivo.
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[fa type=»file-text»] Fuente: El Diario