Mayo es un mes justiciero, una hoja del almanaque con tufo a venganza. Más o menos como Charles Bronson. Más o menos como Dios con Ramsés. Cuando se barrunta la canícula, a algunos se nos seca la boca en el probador de El Corte Inglés. En enero, de puro lejos, todo me daba risa. Hay meses, benditos sean, nacidos para la utopía: puede que el niño saque un notable; puede que en verano me quepa el biquini; puede que Trump sólo sea un teleñeco. Así, creyendo disparates, los días transcurren livianos hasta que agoniza abril y se acaban las bromas.
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[fa type=»file-text»] Fuente: El Mundo
[fa type=»camera”] Autor de la imagen: Monica H. | Flickr