Sí, ya sé que la sentencia de La Manada está fundamentada en Derecho. Sí, ya sé que es recurrible en superior instancia. No, no estuve en las vistas, ni escuché el testimonio de los acusados, ni el de la víctima. Sí, solo hablo de oídas y leídas. No, no voy a adentrarme aquí en disquisiciones jurídicas sobre lo que es o no intimidación y/o violencia y lo que es o no abuso y/o violación en nuestro Código Penal, que para eso doctores tiene el Supremo. No, no exijo la sangre de esos sujetos ni su linchamiento colectivo ni tengo mayor interés en que pasen tres años más o menos entre rejas. Y, sí, el relato de porno cutre del voto particular del magistrado que pedía la libre absolución de los encausados me repatea las vísceras y me insulta la inteligencia. No, no voy a ir de analista cuando ni lo soy ni lo pretendo.
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