El Ayuntamiento de Rudkøbing, al sur de Dinamarca, es un lugar insospechado. Mezcla de consistorio y centro de salud, en sus puertas se agolpan sillas de ruedas y ciudadanos que se apuran en realizar gestiones. En los pasillos, parejas de distintas nacionalidades esperan nerviosas su turno para casarse. No es una situación inusual. En 2016, 13.000 extranjeros decidieron celebrar su enlace en el país escandinavo. La razón es simple: la rapidez y flexibilidad con la que los municipios daneses gestionan las las uniones —que además son reconocidas en todo el mundo— convierte al país en uno de los lugares de Europa donde más fácil es casarse. Sin embargo, este paraíso de las bodas está en peligro, ya que un posible cambio en la ley matrimonial —promovida por el partido popular danés—, que busca acabar con los enlaces de conveniencia, puede dificultar el proceso.
Leer más [fa type=»long-arrow-right»]