—Algunos estudios señalan que muchas de las actuales carreras universitarias no se adecúan a las necesidades reales de las empresas. ¿Comparte esta opinión?
—Desde luego. El mundo no para de cambiar y las universidades son lentas y tienen sistemas de gestión muy conservadores. Y cuando la velocidad va realmente muy rápido, ser muy lento en adaptarse a los cambios supone que pierdes relevancia rápidamente. Esta es la razón por la que tenemos este cóctel tóxico de graduados universitarios que tienen dificultades para encontrar un empleo, mientras que las empresas aseguran que no encuentran trabajadores con la capacitación que necesitan. Pero sería un error miope reducir el papel de las universidades solo a producir capacidades para las compañías de ahora. Las universidades están ahí para transmitir el significado del pasado y preparar a los jóvenes para su futuro, no para nuestro presente. Si tuviera que opinar sugeriría que cada joven haga dos licenciaturas: una de la que poder vivir y otra para sus pasiones, sus sueños y para prepararse para nuestra próxima sociedad.
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