Solía ganarse la vida interpretando obras de Shakespeare y de Chéjov en teatros de provincias, hasta que el cine llamó a su puerta y nada volvió a ser igual. En pocos meses, Xavier Legrand (Melun, Francia, 1979) ha pasado de ser un semidesconocido actor teatral a colocarse detrás de la cámara para dirigir uno de los fenómenos cinematográficos del año en su país. El debut de Legrand en el largometraje, Custodia compartida, que se estrena ahora en los cines españoles, le ha procurado una trayectoria meteórica. Contra todo pronóstico, Legrand se alzó con los premios al mejor dirección y a la mejor ópera prima en la pasada Mostra de Venecia, que subió a recoger entre la perplejidad y las lágrimas. Custodia compartida también fue aplaudida en San Sebastián, donde se llevó el premio del público a la mejor película europea, antes de estrenarse en febrero en Francia. El filme, sin estrellas en el cartel y sin la voluntad deliberada de seducir a un público masivo, logró acercar a las salas a casi 400.000 espectadores.
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