Con el sigilo de un ninja que después se convertirá en estruendo ensordecedor, la feria ha llegado al barrio, coincidiendo con la fiesta mayor.
Y como el Tom Hanks crecido de golpe en Big acudimos veloces con la niña para recuperar la felicidad eléctrica de los neones y las atracciones. Pero ahora ya no somos críos, sino los Zoltar adultos que tenemos que gestionar la situación con sabiduría. Y es todo un reto, porque para los padres hiperpreocupados y supermotivados de ahora, la feria es un bufet libre de todo lo que expertos y foros de Internet desaconsejan.
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