Por fin dan las cinco y media de la tarde y entran veloces para coger su delantal. Tienen ganas de volver a sorprender a sus padres con sus platos. Ellos no lo saben, pero a través de la cocina también están aprendiendo, ejercitando ciertas habilidades, sobre todo Sofía. Tiene síndrome de Down, y con esta hora y media semanal, su madre ya percibe la mejoría. La cocina se ha convertido en parte de su tratamiento, en una forma más de estimularla a leer, a tener la autonomía de cocinar, de coger una sartén y hacer una tortilla francesa, «y no sabes lo bien que le sale», dice Patricia Giral, su madre.
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[fa type=»file-text»] Fuente: La Razón
[fa type=»camera”] Autor de la imagen: Katie Smith | Unsplash