Lo que deseamos a nuestros hijos es que sean felices, que tengan una vida sana, y los recursos necesarios para vivir. Y en este objetivo las palabras, señala Luis Castellanos, autor de «Educar en lenguaje positivo», cobran vital importancia. «Las palabras nos animan a comunicarnos, a mezclarnos con la gente, a agruparnos, y habitan todos los años de nuestra vida. Son miles de millones de palabras las que vamos a producir y ellas son la cara visible de nuestra felicidad», asegura este experto en innovación educativa.
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