Cuando supe que iba a ser padre tuve dos miedos irracionales. El primero, que mis hijos naciesen con cara de viejo, como esos niños que miras cuando tienen dos meses y ya les adivinas la cara que tendrán con 50 años. El segundo, tener que asistir de forma recurrente a conciertos de Los Cantajuegos y sucedáneos, con el riesgo asociado de muerte natural por aburrimiento que conllevan este tipo de espectáculos para los progenitores.
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[fa type=»file-text»] Fuente: El País
[fa type=»camera”] Autor de la imagen: Matthieu A | Unsplash