El problema de la conciliación es de todos: padres, madres, mujeres y hombres. Pero, una vez más, es la madre trabajadora la que lo sufre más agudamente. «Mis padres no podían hacerse cargo de mi segundo hijo y me vi obligada a acogerme a una reducción de jornada. Desde entonces los proyectos más grandes recaen en mis compañeros y siento miedo por no saber cuánto más voy a durar en mi puesto. Las pocas mujeres que consiguen llegar a mi cargo, cuando son madres, tarde o temprano, terminan renunciando». Son las palabras de una de las pocas mujeres que ocupan el cargo de directora creativa en nuestro país.
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[fa type=»file-text»] Fuente: El País
[fa type=»camera”] Fuente de la imagen: Pixabay