Muchas mujeres españolas tratan de conciliar dos preferencias: el deseo de ser madre, que según las encuestas sigue siendo ampliamente mayoritario, y la participación en el mercado laboral para lograr la autonomía económica, en vertiginoso crecimiento en las cuatro últimas décadas —la población activa femenina pasó del 35% de las mujeres en edad de trabajar al 70% ahora—. En las investigaciones internacionales sobre qué medida puede ser más efectiva para facilitar ese objetivo, hay consenso sobre la utilidad de extender la oferta de servicios de cuidado para los menores de tres años. Pero los últimos datos revelan que, para el Estado español, esa medida está muy lejos de ser una prioridad: España está entre los países de la Unión Europea con menor proporción de plazas de guardería financiadas por el Estado, solo por delante de Reino Unido y Chipre.
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