Una sociedad democrática, respetuosa con los derechos fundamentales de todos sus ciudadanos, no cuestiona si las mujeres víctimas de violencia machista, o las personas de color diferente, tienen derecho a convivir en nuestros municipios o tienen que quedarse a las puertas del mismo. No plantea una votación sobre si debe permitirse o no la violencia. No sometemos cada día a plebiscito los derechos fundamentales. Y en ello nos reconocemos civilizados y humanos.
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[fa type=»file-text»] Fuente: Levante El Mercantil Valenciano