“Tengo 69 años y he vivido en El Pardo (Madrid), hija de militar, cambié mi residencia a Coslada hace años. Soy química industrial pero toda mi vida laboral la he desarrollado en hospitales, como auxiliar de clínica”. Así comienza su relato María (nombre figurado para mantener su anonimato), quien ha dejado al Ayuntamiento de Coslada (Madrid) en herencia todos sus bienes, incluida su casa, para que acoja a mujeres víctimas de violencia de género. ¿Por qué? “Yo también he sufrido maltrato y si no llega a ser por la ayuda que recibí de los trabajadores sociales del Cidam (centro municipal de la mujer) no sé qué habría sido de mí. Lo dono porque gracias a ellos estoy viva”, señala. Esta mujer tuvo que salir casi a gatas de su casa, con el cuerpo morado de golpes, descalza y medio desnuda a pedir ayuda en la calle. “Piensas que vas a morir. Sólo eso. Que te matan”.
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