De lo que se trata es de abandonar cuanto antes el obsoleto modelo de la economía lineal (producir-usar-tirar) basado en el agotamiento de los recursos naturales y que externalizaba los costes ambientales, para avanzar hacia un nuevo modelo basado en la eficiencia, que integre el cuidado del medio ambiente como valor y en el que los residuos pasen a ser recursos ( producir-usar-reciclar-producir ).
Para lograrlo el documento señala la necesaria participación de la sociedad en dicha transición “dada la fuerte vinculación que tiene el éxito de la puesta en marcha de la Estrategia con la implicación de la ciudadanía en general”. Sin embargo, se olvida de una de las principales herramientas para lograr dicha implicación: la educación ambiental.
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