El gesto es casi instintivo en los padres fumadores: encienden un cigarrillo cuando entran en el coche y con suerte lo apagan cuando sube su hijo. Pero no siempre. Algunos continúan fumando con las ventanillas abiertas, aunque según indican los expertos no sirve de nada y las partículas tóxicas del tabaco permanecen en el vehículo hasta 10 días después. La tapicería y la moqueta absorben sustancias tan nocivas y cancerígenas, que si fuéramos conscientes del peligro para la salud que supone para los niños dejaríamos de hacerlo.
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[fa type=»file-text»] Fuente: El País
[fa type=»camera”] Autor de la imagen: Ralf Kunze | Stockio