En la actualidad, nuestro papel como padres difiere muchísimo del que desarrollaban las anteriores generaciones, ya que hemos conseguido superar el reto de combinar la dedicación a los hijos con el ejercicio profesional, la atención a las actividades de ocio, al cuidado personal, etcétera. La paternidad, en esta era que nos ha tocado vivir, no resulta sinónimo de sacrificio o de exclusividad. Un aspecto fundamental en la manera de relacionarnos con nuestros hijos lo representa la tecnología, todo un desafío -antes que una herramienta- para derribar la barrera que la propia evolución tecnológica supone en los anhelos de comunicación y de atención de los padres, deseo que permanece inalterable por mucho que cambien los contextos y las épocas.
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