Patricia Fernández responde sin atisbo de duda: “Un maltratador jamás será un buen padre”. Para ella el 20 de febrero de 2005 es una fecha grabada a fuego en su memoria. Tenía seis años y aquel día su “progenitor biológico”, como ella lo llama, casi mata a su madre por asfixia. No era la primera agresión. Su infancia estuvo marcada por el miedo, la ansiedad y la angustia. También la de José Antonio Barea y Rubén Martínez. Todos ellos fueron durante años, junto con sus madres, víctimas de la violencia machista, que en los últimos cinco años ha dejado 23 menores asesinados y 186 huérfanos, según datos del Ministerio de Sanidad.
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[fa type=»file-text»] Fuente: El País