legas a casa después de una larga y dura jornada de trabajo y con unas ganas locas de estar y disfrutar con tus hijos. Empezamos a disfrutar con ellos, pero en algún momento, un determinado comportamiento nos hace poner el «grito en el cielo». Si ese grito es lo habitual, advierte la psicóloga Piedad González Hurtado, no tiene vuelta atrás. «Por más que luego les pidamos perdón por haber perdido los nervios y les demostremos cariño, el daño está hecho», asegura.
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[fa type=»file-text»] Fuente: ABC
[fa type=»camera”] Autor de la imagen: Tom Lowenthal | Flickr