«Mi hijo nació siendo algo inquieto, pero como en el colegio rendía fenomenal, no nos preocupamos –confiesa Teresa, su madre, que ha decidido contar a ABC su desgarrador testimonio–. La situación se tornó más turbia en la adolescencia cuando comenzó a cambiar continuamente de look, de amigos…, «aunque tampoco nos extrañó en exceso porque todos los jóvenes a estas edades buscan su propia identidad. Aún así, teníamos una pequeña sospecha de que “algo” no iba bien. Con el tiempo nos dimos cuenta de que había síntomas que estaban siendo enmascarados por su adolescencia».
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[fa type=»file-text»] Fuente: ABC
[fa type=»camera”] Autor de la imagen: Andrew Neel | Unsplash