Si hubiera un barómetro para medir la confianza de la ciudadanía en que se alcanzará el tan ansiado pacto de Estado por la educación, posiblemente estaría bajo mínimos. Y no sería de extrañar. Lo que se extrae de la subcomisión creada en diciembre del 2016 para trabajar en ese acuerdo –el primero en esta área en la democracia– no invita a la confianza. Tras meses de escuchar a los expertos (80 comparecieron el año pasado ante sus señorías) y tras elaborar los puntos sobre los que pivotará el pacto, llega el momento de ponerse a debatir en busca del consenso. Y la realidad es que lo que más se ha escuchado es la crítica de unos hacia otros y viceversa.
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[fa type=»file-text»] Fuente: La Vanguardia