Lucía y Rafael podían haber muerto de pura vejez, él antes que ella o ella antes que él, como cualquier matrimonio que dirime esta cuestión como la más importante tras compartir una vida y, en este caso, una edad: 87 años. Pero dos chavalillos de 14 y otro de 16 entraron supuestamente en su piso de Otxarkoaga, les golpearon y acuchillaron con ensañamiento y brutalidad hasta matar a los dos, juntos y a la vez, dejándonos un charco de sangre y preguntas distintas a la que cualquier pareja longeva se suele plantear: quién se irá antes, qué pasará si eres tú, qué pasará si soy yo, qué hará el que quede.
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[fa type=»file-text»] Fuente: El País