Cuando hablamos de violencia de género o violencia machista, rápido nos fijamos en la mujer agredida, terrorismo invisible que genera al cabo del año muchas víctimas, siempre demasiadas. Cuando la prensa o los telediarios hablan de estos casos citan de soslayo si la mujer deja hijos o si estaban presentes, pero queda como un dato más al lado de la edad o de la procedencia de la pareja.
Los hijos son protagonistas de los malos tratos desde el primer día, viven los desdenes y bofetadas, lloran por la impotencia y el miedo ante el agresor al que llaman papá y sin embargo solo es la punta del iceberg.
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[fa type=»file-text»] Fuente: El País
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