Gemma Orozco tiene 25 años, se gana la vida como técnica informática, vive en Lérida con Marc, su pareja, y desde que era niña siempre ha tenido una cosa clara, muy clara: que no quería traer hijos al mundo. «Considero que tener un hijo es un acto egoísta que responde sólo a los intereses de los progenitores», dice antes de exponer uno de los principales argumentos del antinatalismo, el movimiento que se opone a la reproducción y nacimiento de nuevos seres humanos. «Vivir es sufrir, y
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[fa type=»file-text»] Fuente: El Mundo
[fa type=»camera”] Autor de la imagen: Everton Vila | Unsplash