La ley de igualdad española es una exposición de motivos, de buenas voluntades. No hay un régimen sancionador ni obligaciones a las empresas para hacer nada. Por lo tanto, no se puede hacer efectiva la igualdad salarial sin voluntad política, que es lo que sucede ahora. Hay que saludar cualquier ley por su efecto ejemplificador, pero si el tiempo pasa y no se hace efectiva, no hay políticas ni cambia nada, puede tener el efecto contrario: mandas un mensaje de que la ley se puede obviar y no pasa nada.
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[fa type=»file-text»] Fuente: El Diario