Si nuestros hijos pueden deslizar el dedo para ver a un bromista filmando el cadáver de una persona que se ha suicidado y luego hacer bromas al respecto, entonces hay algo que funciona muy mal en esta joven generación y, o bien no nos damos cuenta o bien sencillamente no nos importa.
Padres, pellízquense para comprobar que están despiertos y pónganse al día con lo que está sucediendo: los veinteañeros bromistas de YouTube se han convertido en los educadores, en los modelos a seguir para nuestros hijos.
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[fa type=»file-text»] Fuente: Huffington Post
[fa type=»camera”] Autor de la imagen: Luigi Novi [fa type=»external-link»]