Los jóvenes españoles no levantan cabeza. Sufren altas tasas de paro, perciben bajos salarios, tienen los mayores índices de temporalidad, muchos trabajan a tiempo parcial, otras veces encadenan contratos de becarios y en prácticas durante años, cuando no ocupan puestos para los que están sobrecualificados… Eso está retrasando su edad de emancipación, el inicio de su proyecto de vida… Y generando una bolsa de trabajadores pobres que crece cada año. «Desde hace dos décadas existe una pérdida importantísima de capital humano y talento», sentencia Francisco Javier Velázquez, profesor de Economía Aplicada de la Universidad Complutense de Madrid. Con todas las consecuencias que eso conlleva para la economía de un país.
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