Se estima que uno de cada cuatro embarazos se interrumpe debido a un aborto espontáneo, la mayoría de ellos durante las primeras semanas de gestación. Llamamos pérdidas prenatales tempranas a aquellas que ocurren durante el primer trimestre, es decir durante la fase embrionaria. El motivo de estas pérdidas es casi siempre desconocido, en el 60% de los casos se debe a alteraciones cromosómicas. El embrión deja de crecer o el corazón deja de latir, y dada su alta frecuencia no suele realizarse ningún tipo de análisis patológico a menos que se haya repetido el suceso de forma consecutiva o haya ocurrido en reiteradas ocasiones.
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[fa type=»file-text»] Fuente: La Razón
[fa type=»camera”] Autor de la imagen: Xavier Sotomayor | Unsplash