Hace algunas semanas, la actriz Sarah Paulson era portada de The Edit y, entre sus declaraciones, se difundió, con grandes dosis de aprobación, ésta: «Soy una mujer de cierta edad que eligió no tener hijos, y que ha hecho de su carrera su prioridad. Soy el capitán de mi propio barco, y nunca he buscado que nadie valide eso, para mí está bien».
La amamos por todo, es símbolo por visibilizar su lesbianismo y haberse convertido en figurón incuestionable con cuarenta y pico años. Paulson nació el mismo año que yo, en la década de las reivindicaciones y luchas feministas más radicales que se recuerdan (quizá las del presente estén empezando a hacer sombra), y todavía siente que necesita explicar su decisión de no haber tenido hijos; sin embargo, frente a la difusión de ese fragmento de entrevista, sentí un inmediato rechazo. Me cuestioné cosas.
Leer más [fa type=»long-arrow-right»]