¿Quiero ser madre ya? ¿Estoy dispuesta a enfrentarme a las dificultades que eso me puede generar en el trabajo? ¿Y si renuncio?… Bienvenidos al laberinto de preguntas al que se enfrenta una mujer de, digamos, unos 34 años, con un empleo de responsabilidad y el reloj biológico acercándose a la hora de la alarma. Tic, tac, tic, tac… Añadimos desde 2014 un nuevo interrogante al dilema: ¿Y si su empresa le ofreciera por convenio la congelación de sus óvulos?
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[fa type=»file-text»] Fuente: El Mundo