Suele decirse que la Navidad, más que una celebración es un estado de ánimo. Tal vez algunos adultos hagan suya esa convicción emocional, pero para los niños la magia de estas fechas se entiende como algo más tangible. Ellos esperan asumir un papel protagonista con expediciones urbanas para ver belenes y luces; adornando a su aire el hogar reconvertido para la ocasión en almacén de bolas y espumillón; despojando a sus mayores del mando de la tele para ver relatos blancos y edulcorados, y esperando que la complicidad total de Papá Noel y los Reyes Magos culmine la gran fiesta infantil.
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[fa type=»file-text»] Fuente: El Mundo
[fa type=»camera”] Autor de la imagen: rawpixel.com | Unsplash