Christopher tiene seis años y, pese a no padecer ninguna enfermedad, ha sido sometido a 13 operaciones y a 323 revisiones médicas en varios hospitales y centros pediátricos en Dallas y Houston (Texas, EE UU). Desde el día que nació, (con 33 semanas) Kaylene Bowe, su madre de 34 años, siempre ha estado convencida de que está enfermo, hasta el punto de que logró que le conectasen un tubo directamente al intestino delgado para alimentarlo a través de él, lo que le ha provocado numerosas infecciones. Además de las operaciones y las frecuentes visitas al médico, la madre intentó que el niño estuviese en una lista para un transplante de pulmón y recibiera cuidados paliativos.
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[fa type=»file-text»] Fuente: El País