Es el acto más íntimo, también bello y poderoso, que pueden hacer juntas dos personas. Algo que, al menos hasta hace un par de décadas, se vivía en el espacio que sólo los cuerpos generan y que, aún en estos tiempos, algunos disfrutan a oscuras. Otros, por contra, desarrollan su actividad sexual también hacia afuera: se graban, lo comparten, lo enseñan, se jactan. Mientras quienes así juegan sean adultos y su relación consensuada no habría problema pero, cuando quien graba, comparte, enseña o se jacta es un menor, los asuntos a considerar son bastantes. ¿De qué manera influye en los niños y adolescentes crecer en una época en la que el acceso a cualquier tipo de contenido sexual es más sencillo que nunca?
Leer más [fa type=»long-arrow-right»]