Las salas de mediación familiar son espacios diáfanos y despejados. El mobiliario y las herramientas de la sesión son los estrictamente necesarios para que quienes han acudido al servicio salgan con los deberes hechos. Tres sillas formando un triángulo en el centro de la habitación, una pizarra de caballete y una calculadora. No hay mesas, plantas, estanterías u otros elementos susceptibles de apartar la atención del objetivo: el diálogo. Se trata de que las familias encuentren en esta asistencia un recurso útil para solucionar un conflicto sin recurrir a la intervención judicial, especialmente en la tramitación de un divorcio o cuando hay que establecer la custodia de los hijos.
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[fa type=»file-text»] Fuente: El Diario
[fa type=»camera”] Fuente de la imagen: Pixabay