El sistema público de pensiones afronta dos grandes retos, ya que, a corto plazo, urge cerrar el déficit estructural que registra la Seguridad Social desde 2012 como consecuencia, entre otros factores, de la fuerte destrucción laboral que trajo consigo la crisis, mientras que, a largo, el envejecimiento demográfico presionará a la baja las futuras prestaciones, reduciendo la calidad de vida de los jubilados. La OCDE advirtió ayer de que, a la altura de 2050, España tendrá 76 personas mayores de 65 años por cada cien habitantes en edad de trabajar, frente a las treinta existentes en la actualidad, convirtiéndose así en el segundo país con una mayor ratio de dependencia del mundo, tan solo superada por Japón.
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