Los niños pequeños pueden ser los críticos culinarios más despiadados. No importa la dedicación y el cariño que un padre o una madre pongan en cocinar para sus hijos: un niño de dos años no tiene el más mínimo reparo en rechazar hasta el manjar preparado de la forma más amorosa.
Hay niños que solo aceptan ciertos tipos de alimentos y otros que rechazan cualquier comida que no hayan probado antes, un comportamiento definido como ‘neofobia alimentaria’. Las dos condiciones pueden coexistir, pero, si la neofobia es muy común y motivada en gran medida por razones evolutivas, las dificultades alimentarias más generales se muestran solo en algunos niños y las causas están todavía bajo investigación.
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[fa type=»file-text»] Fuente: La Vanguardia
[fa type=»camera”] Autor de la imagen: bkaree1 | Flickr