“Hijo, ¿puedes parar quieto de una vez?”, “Venga, date prisa que llegamos tarde al colegio”, “Pero, ¿es que no sabes entretenerte tú solito”…Estas son algunas de las frases que más se escuchan en los hogares españoles y en las escuelas. Son pronunciadas por adultos (madres, padres, profesores), pero se refieren a los más pequeños. Pero la pregunta sería: ¿cómo diferenciar un trastorno de hiperactividad de un niño movido sin más? Veremos algunas claves para entender una de las dificultades más frecuentes de nuestro tiempo: la hiperactividad. Definimos la hiperactividad como la dificultad o la imposibilidad para controlar nuestros impulsos, emociones y conductas. En función de la edad del niño y su frecuencia e intensidad, podemos decir que se trata de algo normal presente en todos los menores o de algo que puede ser indicativo de alguna patología y que, por lo tanto, tenemos que intervenir educativamente hablando.
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